Hemos superado la auditoría acústica al cumplir con los niveles sonoros establecidos según la normativa autonómica
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el ruido como cualquier sonido superior a 65 decibelios (dB). Sobre todo, se vuelve perjudicial si supera los 75 dB y doloroso a partir de los 120 db.
La contaminación acústica es, actualmente, uno de los riesgos ambientales emergentes y la OMS ha alertado de la necesidad de concienciar a la población sobre la importancia de disminuir el sonido en todos los ámbitos de nuestras vidas, para lograr construir ciudades más sostenibles, acordes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Además, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) trabaja durante los últimos años para identificar y llamar la atención sobre los nuevos acontecimientos de interés ambiental. Uno de los principales capítulos de este programa es “Escuchar las ciudades: de entornos ruidosos a paisajes sonoros positivos”, en el que destaca el impacto a largo plazo de la contaminación acústica en la salud física y mental y expone una serie de medidas para crear paisajes sonoros positivos y restauradores en las zonas urbanas.
En este sentido, desde MAT nos sentimos orgullosos de poder aportar nuestro grano de arena, porque hemos superado la auditoría acústica, lo que significa que cumplimos con los niveles sonoros establecidos según la normativa autonómica.
Para ello, nuestra nave se ha sometido a la verificación de las condiciones de aislamiento de los elementos de la actividad, como los producidos por el equipo de climatización y el ruido de los empleados. También se ha realizado la comprobación del nivel sonoro en aquellos puntos donde se sitúan los receptores más ruidosos y la medición de los niveles de fondo de la actividad en funcionamiento. Entre las conclusiones de la auditoría, destacamos que ninguna actividad o instalación transmite al ambiente exterior niveles sonoros de recepción superiores a los permitidos.
La normativa que regula este tipo de actuaciones es la Ley 7/2002, de 3 de diciembre, de la Generalitat Valenciana, de Protección contra la Contaminación Acústica, el Decreto 266/2004, de 3 de diciembre, del Consell de la Generalitat, por el que se establecen normas de prevención y corrección de las edificaciones, obras y servicios, y el Decreto 104/2006 de 14 de julio, del Consell, de planificación y gestión en materia de contaminación acústica.